Alejandro Tolosa

HACIENDO ESCUELA. NOCHE DEL MARTES 19 DE FEBRERO DE 2019. ELP.

Por Alejandro Tolosa Posted febrero 26, 2019 In ELP (escuela Lacaniana de psicoanálisis), Psicoanálisis

Haciendo escuela
Noche del martes 19 de febrero de 2019 en la sede.
La Junta directiva de la sede de Madrid compuesta por Blanca Cervera, Pía López-Herrera y Constanza Meyer junto con Celeste Stecco como directora,
crearon este espacio llamado “Haciendo Escuela” que surge de una experiencia de Cartel para poder pensar las distintas cuestiones que hacen a la escuela.
Un encuentro tan nuevo y singular como concurrido. Fueron muchos los miembros, socios y participantes del Nucep los que acudieron al llamado.
Me pareció muy interesante que este nuevo espacio haya nacido de una experiencia de cartel. Creo que con esto podemos constatar que cuando
comenzamos un cartel, tal y como pasa con el comienzo de un análisis, entramos al terreno de lo vivo y del movimiento. Sabemos cuando comenzamos pero no sabemos hasta donde nos va a llevar y qué efectos tendrá en nuestro camino.
La pregunta por la escuela es equivalente a la pregunta por ser analista. Dos preguntas vivas y con respuestas inacabadas que de alguna u otra manera se encuentran anudadas por la causa analítica.
El encuentro tomó como faro el sintagma “una escuela antitotalitaria” orientados por los textos: Teoría de Turín acerca del sujeto de la Escuela por Jacques-Alain Miller y D’écolage de Jacques Lacan. Ha sido muy enriquecedor ver cómo los miembros más veteranos de la escuela sostenían la pregunta por ésta con la misma consistencia y deseo que los miembros y socios recién incorporados.
Al psicoanálisis se le ataca desde muchos frentes, no sólo desde las corrientes psicológicas más biologicistas y farmacológicas sino desde toda posición política que quiera a un sujeto dócil y adormecido por los discursos de la época. El fetiche de un yo unitario y totalizante va muy de la mano del discurso del amo y sabemos que el psicoanálisis lacaniano propone justamente el reverso de ese discurso, hacia la subversión del sujeto.
Ahora bien, ¿cómo hacer que una escuela psicoanalítica no caiga en los síntomas de los grupos, en el ideal de completud imaginaria y discursos totalizantes y homogenizadores?
La escuela está hecha por los psicoanalistas y ésta “trata de verificar la existencia del analista, no su ser”. Amanda Goya resaltaba en su presentación la estructura
trinitaria que hace al practicante, el trípode: análisis, control y estudio de la teoría. Un trípode que se anuda de manera singular en cada analista y practicante. Por otra parte, en la verificación de la pregunta ¿Hay analista? podemos ver otro trípode: el funcionamiento, la relación con la causa analítica y la demostración (el pase).
Por su parte Esperanza Molleda entró de lleno en los textos propuestos para el encuentro y con ella, comenzó un interesante debate.

Conjunto de excepciones, soledades no parangonables, la lógica del no-todo, maneras de contravenir la tendencia al totalitarismo, la relación de cada uno con el saber, subjetivar la escuela, etc… fueron conceptos y significantes que sirvieron de intervalo para dar consistencia a las preguntas de la noche.
El agujero en el saber porta un real que está en el centro de la clínica y por tanto en el centro de la escuela. Un real que trae lo vivo a la experiencia analítica y la insistencia de sus productos y sus sentidos. En tejido de la escuela se anuda desde ahí, desde la asunción de lo imposible y desde el trabajo del analista que se
presenta inacabado e inacabable.

Hay mucho trabajo por hacer, por suerte…